miércoles, 8 de marzo de 2023

Tina

Tina Almada

Falta aún para amanecer en Isla Bogado querida Tina.

Y tomando un rico mate con ajenjo y mental de nuestro patio. Recuerdo que te gustan estos sabores mezclados con la yerba mate que fuimos juntos a buscar recorriendo herbolarios en Madrid al principio de los 80 cuando el doloroso exilio puso punto de nuestro encuentro en varias ciudades de la vieja Europa
Luego se sumó tu valeroso esposo Alfonso Silva que también marcho al exilio y fuimos, según recibimos la noticia de su liberación en nuestra casa de MAdrid, a comprarle una guitarra porque el saludo, el reencuentro seria con música nos decías,

Los veranos Europeos nos veíamos por Madrid, en casa porque Suecia nos queda menos lejos de España que un Paraguay que nos negaba el retorno como a mucha gente doliente pero al final pudimos retornar a disfrutar del canto, del abrazo fraterno de la camaradería en nuestro propio País porque no hay Dictador que dure toda la vida

Lindo tu patio y tus flores cuando fuimos a verte con Marisa La Payasa y Aura Britez en aquella casa que con tanto esfuerzo fueron construyendo concretando el sueño del hogar propio junto con Alfonso aquí en Paraguay, Laguna Grande.

Pasaron años , falleció tu marido y seguías acudiendo a cuantos eventos solidarios o de memorias que se te solicitaba y nos veíamos en los teatros que nos tocaba actuar.

País ingrato al fin se fue como destiñendo el recordarte de tus amigos, las visitas eran cada vez menos y con una pierna perdida y tus pechos operados productos de la tortura , te confinaste en tu casa, en tu silencio y en el olvido.

Soñabas que esa casa o el producto de su venta se ocupe de actividades solidarias o culturales, nos decías y reivindicando el nombre de Alfonso y Tina pero desconozco en qué terminó eso al fin.
Aquí en casa uno de los rincones de nuestra Biblioteca lleva el nombre de Alfonso y Tina.
Parece Tina que hoy sera un dia fresquito y agradable, ya la casa está barrida y saldremos a caminar con Marisa y pondremos esta velita en tu memoria porque hoy se cumplen años que decidiste ir a seguir bailando donde tu decidas por que siempre fue así.

El barrio donde vivías está muy cambiado,
Laguna Grande ahora es una hermosa avenida ya sin barros y la casa sigue allí, en tu ausencia se secaron los geranios pero nosotros al pasar solemos decir Adiós Tina hola Alfonso.
Queríamos llevarte unas flores a tu tumba pero hay un bicho raro circulando y una prohibición que no me lo permite.

La comida de hoy te la dedicamos, sigue cuidando de nosotros y saludos a Alfonso.

8/03/2021
Jorge Britez


En la Foto Aura con Tina en fin de año de 2007.

Pastora Concepción Céspedes Sy Paraguay Kuña Teeté.

 Pastora Concepción Céspedes Sy Paraguay Kuña Teeté.


Amanece en Isla Bogado-Luque, Paraguay y es agradable este frescor mañanero, caminar por el barrio y respirar el amanecer es de lo mas sano que me pasa a diario. Y desde la terraza tomando mate veo al lucero del alba, Venus, peleando con la luz del sol que lucha por apagarle de mi vista, abajo las motos alumbran el empedrado como cometas y del norte las nubes que pintan y marcan la zona del chaco. Pastora se llamada esta madre, se alistó de enfermera y marchó a la guerra con Bolivia.( 1932-1935 )


Pastora Concepción marcó en la ficha de enfermera, de enfermera de sanar golpes de suturar heridas.


Esta es la tumba, me dice Ortega y nos metemos en un sitio sucio de Viñales y jukeri, espinos fuertes del Chaco y aquí cerca nomas el Pilcomayo con sus ricos pescados y mas allá Cacique Sapo y en la entrada los meandros del río con puentes que hoy ya están colapsados por el agua en la entrada a General Diaz.


Y si en estos tiempos es difícil llegar a esta zona que es un paraíso de vida, cómo hicieron los combatientes hace mas de 50 años.


Y hasta aquí llega Pastora Concepción Céspedes, cuando esto se llamaba Fortin Muñoz , hoy General Diaz, buscando la tumba de su hijo Francisco muerto en combate en campo Jordán. Y una vez hallada hizo un ranchito y decidió quedarse a vivir-morir cuidando el lugar de su bravo cachorro.

Me dice Dani Ortega que esa es la casa de Miguela, la vecina que adoptó como familiar a Pastora y se quedó hasta morir abrazada un día de enero del 59 a la cruz de su hijo.


Y son más de 450 Kilómetros desde Asunción de los cuales 180 son de polvo de talco, puentes complicados, barro, calor, mosquitos pero ya llegando a Ávalos Sánchez es posible oler el agua del río y sentir acelerarse el corazón en esta visita-saludo y silbar quedito en la tumba de Francisco y su sy enfermera.

Y miro estas fotos de abandono del monumento y me duele la indiferencia, y me hace daño mi propio desconocimiento de nuestra historia y esa estúpida costumbre de repetir nombres de memoria.


Pastora Concepción Céspedes es
más que el nombre de una escuela, es una madre un ejemplo silencioso como tantas mujeres hermosas,trabajadoras, fulgurantes como el lucero del alba que se niegan a perder su luz.


Un Brindis hoy 7/3/14.


( Foto la tumba de Pastora Concepción Céspedes..)

lunes, 6 de marzo de 2023

Don Manuel Esquivel

23 DE ABRIL - 2020 

Amanece Día del Libro hoy en Isla Bogado, Luque-Paraguay. 

              Mientras regaba mis plantines de tomate guavira que me dio Jesús Closs   rememoro aquel momento fugaz que tuve recién llegado a Paraguay con  la Señorita Clarita Benítez, una hermosa anciana jubilada que vivía en el cuarto barrio de Luque. Ella conociendo mi amor hacia los obras de Cervantes y especialmente al Quijote me hizo referencia a un personaje sacado de libros de caballerías posiblemente y que se llamaba Don  Manuel Esquivel  


              El mencionado Don Manuel Esquivel, llegó a Posta Yvykuá en unas carretas trayendo raros artilugios para desenterrar unos tesoros dejados  por la comitiva del Mariscal que corridos por los brasileros pasaron a pocas leguas del pueblo y dejaron escondidos grandes cantidades de oro, armas y elementos de labranza fabricados en plata -según relataba el recién llegado.


              La comitiva pasó por el valle y allí al pie de un urunde´y  fueron  escondidos dichos tesoros. decía Don Manuel.

              Ningún habitante de Posta Yvykua  jamás hizo mención a dicha riqueza. 

Eso fue- decía Don Esquivel- porque el López hacía matar a todos  los que conocían el secreto y lo enterraban en las mismas fosas para custodiar los dineros de la república.

              Los arrieros bajaron pesados instrumentos, hierros, poleas, picos, y lentes de distintas formas, asi como mapas y extraños dibujos. Las carretas abandonaron el poblado para traer, en su retorno, el resto de los elementos faltantes para la búsqueda del botín.


              El pueblo, con el Alcalde a la cabeza, se despertó con esta novedad y muchos vecinos de otros sitios se acercaban a caballo o  a pie a mirar los hierros y escuchar la historia del paso del Mariscal por el valle comunal de Posta Yvyku´a.

              Don Esquivel mandó que el montón de varas y postes de metal y algunas de madera fuesen acomodados a la sombra de una hermosa mata de Timbó. EL resto de cajas y lentes fueron a una pieza alquilada en casa de Albita María viuda de Escobar quien contaba con una habitación libre en su casa que era usada por troperos al paso por el poblado.

              EL Alcalde rápidamente organizó un asado en el patio de la comisaría para agasajar al raro forastero que venía a cambiar el ritmo de Posta Yvyku´a y según él, dar trabajo y buen jornal a todos porque aquel valle escondía en sus entrañas más oro del que uno pueda imaginarse.

                           Don Lorenzo Medina, el carnicero, llegó a su casa aquella noche trayendo dos vaquillas y un buey para sacrificar en su carnicería en esos días. Grande fue su sorpresa al encontrar ocupado la sombra del Timbó donde desde siempre dejaba al resguardo las reses compradas para carne. Añaracopeguare –dijo .Maldijo, puteo, gritó y disparo al aire dos veces por lo injusto de la situación. 

Si tanto su padre, como el ahora, usaba la sombra del árbol como propio desde siempre, a cuenta de qué aquellos cachivaches.  

    A los disparos acudió el Alcalde y algunos vecinos y empezó una discusión que acabó cuando Don Esquivel se presentó y educadamente se disculpó prometiendo que al día siguiente aquellos armatostes serían llevados al valle para ser ensamblados.

 Don Lorenzo Medina, el carnicero, aceptó las disculpas y la botella de caña y llevó sus vacas al patio de Albita María Viuda de Escobar


                       Al día siguiente fueron llevados los hierros y las maderas al medio del valle, la temporada de lluvia empezó puntualmente las carretas que marcharon al rescate del resto de la carga jamas volvieron y había que empezar la labor sin los imanes ni detectores de metal que éi había comprado en Europa.

 Contrato una cuadrilla, montaron un campamento y empezaron a cavar.

              El agua de la lluvia inundaba cada palada y era imposible pasar del metro y medio.

La plata yvyguy era defendido por los poras de la época de la guerra grande, decían los agoreros 

La arcilla al cabo del tiempo fue utilizada en la olería para fabricar ladrillos

los huecos se convirtieron en tajamares y auténticos paraísos de mbusú.

              Don Manuel Esquivel se quedo sin blanca, la gripe casi lo mata y sus deudores empezaron a llevar los hierros viejos y las maderas como papel de cobro.


              Albita maría viuda de escobar le hizo un hueco entre las cajas de instrumentos en la pieza alquilada y le acomodo un colchón con sábanas limpias.

Allí le llevaba el mate con salvia, ysypó pere y urusú he’e, para la gripe que un día si y otro también se llevaba a don Esquivel.

              De aquellas mateadas nació un varón.  Entre los raros lentes, manivelas, mangueras de distintos grosores, clavos, tornillos, papeles con mapas y libros…Don Manuel tenía un tesoro.

              Uno especial: la edición deL "Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha"  totalmente comido por la humedad y mordido por las termitas.

                       El brasero que calentaba el mate y servía para caldear la pequeña habitación se convirtió en instrumento de salvación de lo que quedaba del libro. Don Esquivel mandó sacar afuera las cajas y puso cordeles de pared a pared, con infinita paciencia fue sacando hoja por hoja del libro y los puso a secar.

              Según pasó el tiempo en el pueblo se dejó de hablar del tesoro del Mariscal.

 Aunque muchos fueron los buscadores que horadaban el valle y nada se supo de ningún rescate.


              A don Manuel Esquivel nadie reclamó nada, sus vecinos se repartieron las cajas inútiles, los hierros viejos y las maderas y él, siempre enfermo, solo se quedó con lo puesto, un varón y el cuidado de la viuda.


              Con el buen tiempo y unos ahorritos de Abita María don Manuel Esquivel viajó a Asunción a comprar makate y abrir un pequeño boliche en Posta Yvykua.

 Aprovechó el viaje para cortarse el pelo, comprar un par de botas y mandar encuadernar el libro de Don Quijote.


              Regresó y cumplió en abrir un bolicho, nunca más salió del pueblo.

 Empezó a curar animales con oración fundamentalmente desgusanándolos. 

A don Martin Martin le arrancó una muela podrida en una carrera de caballos donde fue a ver un caballo lastimado a quien hizo caminar dándole unos masajes con salmuera. 

Y ya nunca le faltó tarea,

 hoy curando un carbunco de oveja,

 mañana castrando un chancho, o preparando un pienso especial para gallos de riña a base de maíz, cáscara de huevo, harina y algunas hierbas que en secreto arrancaba del valle a las orillas de los tajamares.

                              Y siempre ojeando su libro Cervantino que más y más se deshacía, pero cuidaba cada trocito de papel como un tesoro desenterrado.

En noches de luna cantaba una copla que los niños repetían en el patio escolar de tanto oírla. la copla decía:


  "De la dulce mi enemiga

nace un mal que el alma hiere

y por mas tormento quiere

que se sienta y no se diga...


              Una noche de lluvia llegaron unos troperos al boliche y empezó una ronda de barajas.

 Cañas van cañas vienen y entre cantos y amanecer, don Manuel Esquivel anunció que estaba escribiendo una obra para ser representada por los niños de la escuela por el día de la madre.  

 La señorita Clarita Benítez, maestra jubilada  me relató esta historia así, literalmente y me hizo entrega de la obra escrita en distintas hojas sueltas de cuadernos,

en recibos de compras

en pedazos de papel de bolsas de harinas o azúcar, que con hermosa caligrafía y con distintos lápices fue escribiendo don Manuel Esquivel.


              Me comentó la señorita clarita Benítez que a ella le dio don Manuel para ser representado por niños de primer y segundo grado, que más grandes no tenía la escuelita.      Ella rió y con mucha educación guardó en su cajón el montón de papel.


           “No estaba bien”, me dijo,-

“todo el día leyendo y releyendo esas cosas de Don Cervantes”. “No se”, dijo-“malicio que eso le llevó a la locura”


             Así me lo entregó, como un pequeño tesoro perfectamente guardado con naftalina en ésta caja de madera. 


   Indague sobre don Manuel Esquivel pero nada pude recoger, parece que su hijo murió muy joven en la guerra del Chaco.

Yo empecé a leer y tratar de ordenar esta historia y de allí surgió la obra de Teatro    "Casos y Cosas de Don Cervantes" que hoy estamos releyendo en esta cuarentena para que ustedes lo vean.


   Feliz Dia del Libro y mil gracias Don Manuel Esquivel 


 (La casita de la Señorita Clarita Benítez fue derruida y creo que en el sitio hay una gasolinera hoy en Luque.) 


    " Ven muerte tan escondida

que no te sienta venir

pues el placer del morir

no me torne a dar la vida" 


 ( Son los versos faltantes que no recordaba la anciana maestra.)


La publicación es de varios años atrás, me lo recuerda el Face hoy

   J Britez



sábado, 4 de marzo de 2023

OVEVE

 

Don Leito, el Hombre que aprendió a volar a cambio de una cojera.

      J Britez.                                                                                                                                

Cuando conocí a Don Leito  parecía un pajarito o solo un cúmulo de ropas o trapos en aquel rincón del Hospital de Luque. Donde fui de chófer llevando una paciente.

Rebuscaba entre sus hules algo que no entendía hasta que ví en su mano su guampa y la bombilla del mate.   Me acerque y le ofrecí Yerba y agua caliente de mi termo, me miró con sus ojitos de pájaro, aceptó que le cargue la yerba y me soltó una frase que me abrió un mundo.        

                      -Ndeiko re veve avei, me digo.

                      - Avevete le dije.

                        -Che aveve – remato.

Cuando me pregunta si yo vuelo creía  que se refería si era  sano o ágil, y le conteste que sí. Pero cuando me dijo que volaba vi que su charla iba por otros andariveles.

Me senté a su lado y empezó una mateada mientras su nieto, me dijo, fue a pedir turno para su atención.

                        -Entonces nde re veve, dije yo intrigado, queriendo saber más de este anciano chiquitito enjuto y de edad  indescifrable.

Levanto la botamanga del pantalón y me dijo

                  -Esto me hizo volar-

Vivía en zona de Colina Montiel. Allá por el Ypoa  cuando aún existían eso altos bancales que en tiempos de crecida llenaban el gran lago.

Don Leito ejercía el oficio de Mariscador,

-Me gustaba el olor de la selva,  me decía,

- Por las noches olía a vida y muerte, podía descifrar el andar del Cuatí, del Kuriju o del rico Carpincho.

Don Leito aparecía por el poblado con su macate de carne silvestre cuando abundaba.

Aquella noche el Ocelote le marcó la pierna para siempre y aprendió a volar.

.

Ya casi amaneció cuando Don Leito  avivó el fuego para calentar el mate y acabar de cocinar el Ypaka´a  que hacía horas dejó estacado al costado de la fogata.

Entre tantos sonidos de aquel monte que bullía vida, Don Leito estaba atento al bufido del Ocelote, podía estar en Celo o estar criando pensó.

Una madre recién parida era una tormenta, y sí; eso fue.

 En un costado del barranco y entre el pedregullo dormitaban unos pequeños Ocelotes, estos tigrillos se despertaron con hambre y empezaron a maullar, la madre que también cazaba  se acercó amenazante al sitio donde estaba el sobrado de Don Leito. Y cuando vio que aquella cabellera brillante se acercaba corriendo le pillo sentado y con la pava en la mano. El primer embiste lo esquivó y el felino se arqueó en las raíces del ybahay . Al ver que volvía al ataque, Don Leito se levantó e inició una carrera camino al borde del barranco, desde allí decidió saltar al arroyo que alimentaba el Ypoa y que estaba con mucha agua por la crecida.

            - Amanecía, me dijo.

            - Y estiré mi cuerpo para caer al agua y escapar de la Madre enojada, pero ella también saltó y hundió sus garras en mi pierna derecha, el dolor fue intenso, me cortó la respiración y me frené.

            - Vi abajo el agua correr, un Tuyuyú pescaba en la orilla, el sol empezaba a colorear y vi al Ocelote caer y le seguía un chorro de sangre que manaba de mi pierna.

           -Todo eso vi, - me dijo e hizo una pausa para sorber su mate.                                                     2

       - Cuando  recobré la respiración mi cuerpo se desestabilizó, como cuando sopla el viento en el  lago entre los pirís y estás acostado en el cachiveo.

      -Me asusté, estaba suspendido en el aire y la sangre manaba de mi pierna mientras el sol cegaba mis ojos.

A don Leito le encontraron  al medio día casi desangrado sobre el cadáver de aquel tigrillo reventado en una piedra al costado del arroyo.

Cuando contó que se salvó porque aprendió a volar el médico dijo que eran alucinaciones por la pérdida de sangre.

Su única hija le regañaba cada vez que él decía que la hembra de Ocelote le enseñó a volar a cambio de dejarlo rengo para toda la vida.

       -Según  akuera, me dijo.

         - Volví varias veces al barranco, la altura era considerable y abajo había piedras, era    imposible que yo sobreviviera y aquella madre tigre recién parida no podía amortiguar el golpe.

Al año cuando volvió la crecida me encontré en el mismo sitio, sin proponerme, estaba yo más torpe y la caza no fue abundante. Calculé si saltando caería al agua sin tocar las orilla, me desnudé y corrí.

Allí llegó el nieto ya con un papelito del orden que le tocaba para consultar el abuelo. Le explicó qué hizo y dónde desplazarse para ser atendido y le comentó que posiblemente tendrían que estar allí toda la mañana.

Pedí al nieto, para ganar tiempo, si podía ir a una despensa a por yerba mate. Aceptó sin rechistar.

-          Gracias por acompañar al abuelo, me dijo y se fue.

Anhelaba yo seguir oyendo el relato. Don Leito se preocupó en hacer sonar una pequeña radio a pila que chirriaba y respondía con alguna música según cambiaba el dial dándole unos golpecitos.

Le pasé un mate.

Y al año no había hembra recién parida para correr, le bromeé.  El sorbió la bombilla y me miró.

       -No me creés, me dice.

- Abuelo, ejuke -le dice el nieto y le lleva a su consulta.

De dónde son, le dije al nieto. De la Isla Mocito entrando por Valle Apua, me dice.

 

Esperé que terminen la consulta y me hice el encontradizo con ellos.  Era ya pasado el medio día y me tocó buscar antes a Fernadito en la Facultad que había venido por unos papeles. Se interesó por la historia y fuimos a hacer guardia en el Hospital.

Les vimos salir llevando un bolsoncito en la mano, el nieto le había comprado unas empanadas y una gaseosa.

-          Mba`epa Don Leito, le saludé.

-          Es el señor con quien hablabas, - le dice el nieto.

-          ¿El que vuela?, dice.

-           Noo Don Leito nde la re veveva, le digo-

 

Allí prestó atención.

El nieto ruboroso explica que su abuelo habla cosas de calucar nomas y no hay que hacerle caso.

Mi amigo Fernandito les saludó y les pregunta dónde van.

-          A la Terminal a agarrar un micro, dice.

-          Fernando les explica que el es de Yaguaron y hay sitio en el vehículo si querían ahorrar tiempo y dinero y podríamos acercarle,

-          Aceptaron de inmediato e iniciamos el camino.

-          Fernandito manejaba su Jeep y a su lado el nieto. En el asiento de atrás me sente con Don Leito y sin hacerle ninguna observación siguió el relato.

-          _había pasado un año y volvió la crecida, subí al barranco, me desnude y corrí, más me acercaba al borde más corria y me olvide la cojera.

-          Don Leito me conto como se desprendió del barranco y floto. mientras relataba el miraba por la ventanilla abierta del coche, el viento le hacía volar el pelo canoso y le acompañe en su vuelo.

 

-           

-           Me fue relatando como se acercó al rio y lo fue sobrevolando, me conto que una pareja de guacamayos le acompaño un trecho.

-           De una familia de Carayás que aullaban de árbol en árbol como asombrados por ver al hombre volar.

-              -me llevaba el viento del agua, me dice.

-          A Don Leito le encontraron al dia siguiente desnudo y magullado caminando cerca del lago.

-          Je je, me dice.

-          Supongo que me golpee con alguna rama. Es que yo aprendí a volar pero no  sabia aun  y siguió la risa.

-          Cada vez mas raro decía la gente, sus vecinos de Valle Apua se reían de las cosas que decía.

-          Esta loco, decían.

-          Me miro y me dice

-          _no me estás creyendo.

 

 

4

Fue cuando mi hija y yo fuimos a vivir a la Isla Mocito, en el medio del Lago Ypoa. Por allí no había ningún cristiano aun y así subía a los arboles más altos y me lanzaba a volar, volaba, no tenia ninguna otra intención. Solo volar nomas.

                        Les dejamos en Quiindy y nos conjuramos volver a verle.

   Mi amigo Fernandito se lio con varios proyectos y tardamos en volver.

Quiindy queda como a 100 km de luque  y a mitad de camino por la misma carretera dos en YAguaron vive mi amigo Fernando. El me contaba de los vuelos de Micaela en su valle y que era conocido por todo el pueblo. Era nua bruja  hechicera que merece un relarto aparte,. TAmbien conocíamos la historia de una anciana muy anciana curandera del pueblo de Caazapa que la gente decía que volaba. Ella nos conto que deseaba morir pero que la parca se buerlaba de ella, se la acercaba, la olia y la dejaba ir. Hice muchas cosas malas nos dijo y ya no sabemos cuanta eded tenia. Pero eso es otro relato.

Preguntamos por Don Leito y la gente si le recodaba,  era un viejito loco que decía cosas ingueroviables , decían.

Nos enteramos que la gente hablaba de un gran pájaro que en las noches sobrevolaba el Lago Ypoa. 

  Puede que sea un mbopi guazú, o un taguato rubicha.

O un chupa cabras.

Un pora.

Y la gente tenía miedo.

Don Leito nos había dicho que volaba nomas, sin propósito y que la herida del Jaguarete i en la pierna le hacia perder el equilibrio, aveces como un avión coli decía, o como una pandorga que perdia el hilo y se venia para abajo.

Las luciérnagas eran su mejor escondite, jugaba con sus colores en la noche, se quedaba quieto en el aire y se le posaban en todo el cuerpo, se sentía una constelación como parte de la via láctea pero en verde, hasta que la herida le daba un tiron y se desparramaba para abajo como un trapo viejo.

Un dia le agarro una tormenta y vio como caían los rayos, vio las correntadas de pequeños arroyos que crecían y alimentaban las aguadas, el viento le zarandeaba, cerró los ojos y con los brazos abiertos se dejó llevar, la oscuridad le envolvió , de eso le vino la pulmonía , la pérdida de peso y las fuerzas para subir a los árboles.

Los pescadores no se atrevían adentrarse mucho en el Lago Ypoa.

Nosotros sabíamos que era Don Leito.

Aquel que un día me pregunto si yo también volaba.

Y le dije que si.




 

                                                                                         Opá

                  2 diciembre 2022

                  J britez

 

Tina

Tina Almada Falta aún para amanecer en Isla Bogado querida Tina. Y tomando un rico mate con ajenjo y mental de nuestro patio. Recuerdo que t...