lunes, 6 de marzo de 2023

Don Manuel Esquivel

23 DE ABRIL - 2020 

Amanece Día del Libro hoy en Isla Bogado, Luque-Paraguay. 

              Mientras regaba mis plantines de tomate guavira que me dio Jesús Closs   rememoro aquel momento fugaz que tuve recién llegado a Paraguay con  la Señorita Clarita Benítez, una hermosa anciana jubilada que vivía en el cuarto barrio de Luque. Ella conociendo mi amor hacia los obras de Cervantes y especialmente al Quijote me hizo referencia a un personaje sacado de libros de caballerías posiblemente y que se llamaba Don  Manuel Esquivel  


              El mencionado Don Manuel Esquivel, llegó a Posta Yvykuá en unas carretas trayendo raros artilugios para desenterrar unos tesoros dejados  por la comitiva del Mariscal que corridos por los brasileros pasaron a pocas leguas del pueblo y dejaron escondidos grandes cantidades de oro, armas y elementos de labranza fabricados en plata -según relataba el recién llegado.


              La comitiva pasó por el valle y allí al pie de un urunde´y  fueron  escondidos dichos tesoros. decía Don Manuel.

              Ningún habitante de Posta Yvykua  jamás hizo mención a dicha riqueza. 

Eso fue- decía Don Esquivel- porque el López hacía matar a todos  los que conocían el secreto y lo enterraban en las mismas fosas para custodiar los dineros de la república.

              Los arrieros bajaron pesados instrumentos, hierros, poleas, picos, y lentes de distintas formas, asi como mapas y extraños dibujos. Las carretas abandonaron el poblado para traer, en su retorno, el resto de los elementos faltantes para la búsqueda del botín.


              El pueblo, con el Alcalde a la cabeza, se despertó con esta novedad y muchos vecinos de otros sitios se acercaban a caballo o  a pie a mirar los hierros y escuchar la historia del paso del Mariscal por el valle comunal de Posta Yvyku´a.

              Don Esquivel mandó que el montón de varas y postes de metal y algunas de madera fuesen acomodados a la sombra de una hermosa mata de Timbó. EL resto de cajas y lentes fueron a una pieza alquilada en casa de Albita María viuda de Escobar quien contaba con una habitación libre en su casa que era usada por troperos al paso por el poblado.

              EL Alcalde rápidamente organizó un asado en el patio de la comisaría para agasajar al raro forastero que venía a cambiar el ritmo de Posta Yvyku´a y según él, dar trabajo y buen jornal a todos porque aquel valle escondía en sus entrañas más oro del que uno pueda imaginarse.

                           Don Lorenzo Medina, el carnicero, llegó a su casa aquella noche trayendo dos vaquillas y un buey para sacrificar en su carnicería en esos días. Grande fue su sorpresa al encontrar ocupado la sombra del Timbó donde desde siempre dejaba al resguardo las reses compradas para carne. Añaracopeguare –dijo .Maldijo, puteo, gritó y disparo al aire dos veces por lo injusto de la situación. 

Si tanto su padre, como el ahora, usaba la sombra del árbol como propio desde siempre, a cuenta de qué aquellos cachivaches.  

    A los disparos acudió el Alcalde y algunos vecinos y empezó una discusión que acabó cuando Don Esquivel se presentó y educadamente se disculpó prometiendo que al día siguiente aquellos armatostes serían llevados al valle para ser ensamblados.

 Don Lorenzo Medina, el carnicero, aceptó las disculpas y la botella de caña y llevó sus vacas al patio de Albita María Viuda de Escobar


                       Al día siguiente fueron llevados los hierros y las maderas al medio del valle, la temporada de lluvia empezó puntualmente las carretas que marcharon al rescate del resto de la carga jamas volvieron y había que empezar la labor sin los imanes ni detectores de metal que éi había comprado en Europa.

 Contrato una cuadrilla, montaron un campamento y empezaron a cavar.

              El agua de la lluvia inundaba cada palada y era imposible pasar del metro y medio.

La plata yvyguy era defendido por los poras de la época de la guerra grande, decían los agoreros 

La arcilla al cabo del tiempo fue utilizada en la olería para fabricar ladrillos

los huecos se convirtieron en tajamares y auténticos paraísos de mbusú.

              Don Manuel Esquivel se quedo sin blanca, la gripe casi lo mata y sus deudores empezaron a llevar los hierros viejos y las maderas como papel de cobro.


              Albita maría viuda de escobar le hizo un hueco entre las cajas de instrumentos en la pieza alquilada y le acomodo un colchón con sábanas limpias.

Allí le llevaba el mate con salvia, ysypó pere y urusú he’e, para la gripe que un día si y otro también se llevaba a don Esquivel.

              De aquellas mateadas nació un varón.  Entre los raros lentes, manivelas, mangueras de distintos grosores, clavos, tornillos, papeles con mapas y libros…Don Manuel tenía un tesoro.

              Uno especial: la edición deL "Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha"  totalmente comido por la humedad y mordido por las termitas.

                       El brasero que calentaba el mate y servía para caldear la pequeña habitación se convirtió en instrumento de salvación de lo que quedaba del libro. Don Esquivel mandó sacar afuera las cajas y puso cordeles de pared a pared, con infinita paciencia fue sacando hoja por hoja del libro y los puso a secar.

              Según pasó el tiempo en el pueblo se dejó de hablar del tesoro del Mariscal.

 Aunque muchos fueron los buscadores que horadaban el valle y nada se supo de ningún rescate.


              A don Manuel Esquivel nadie reclamó nada, sus vecinos se repartieron las cajas inútiles, los hierros viejos y las maderas y él, siempre enfermo, solo se quedó con lo puesto, un varón y el cuidado de la viuda.


              Con el buen tiempo y unos ahorritos de Abita María don Manuel Esquivel viajó a Asunción a comprar makate y abrir un pequeño boliche en Posta Yvykua.

 Aprovechó el viaje para cortarse el pelo, comprar un par de botas y mandar encuadernar el libro de Don Quijote.


              Regresó y cumplió en abrir un bolicho, nunca más salió del pueblo.

 Empezó a curar animales con oración fundamentalmente desgusanándolos. 

A don Martin Martin le arrancó una muela podrida en una carrera de caballos donde fue a ver un caballo lastimado a quien hizo caminar dándole unos masajes con salmuera. 

Y ya nunca le faltó tarea,

 hoy curando un carbunco de oveja,

 mañana castrando un chancho, o preparando un pienso especial para gallos de riña a base de maíz, cáscara de huevo, harina y algunas hierbas que en secreto arrancaba del valle a las orillas de los tajamares.

                              Y siempre ojeando su libro Cervantino que más y más se deshacía, pero cuidaba cada trocito de papel como un tesoro desenterrado.

En noches de luna cantaba una copla que los niños repetían en el patio escolar de tanto oírla. la copla decía:


  "De la dulce mi enemiga

nace un mal que el alma hiere

y por mas tormento quiere

que se sienta y no se diga...


              Una noche de lluvia llegaron unos troperos al boliche y empezó una ronda de barajas.

 Cañas van cañas vienen y entre cantos y amanecer, don Manuel Esquivel anunció que estaba escribiendo una obra para ser representada por los niños de la escuela por el día de la madre.  

 La señorita Clarita Benítez, maestra jubilada  me relató esta historia así, literalmente y me hizo entrega de la obra escrita en distintas hojas sueltas de cuadernos,

en recibos de compras

en pedazos de papel de bolsas de harinas o azúcar, que con hermosa caligrafía y con distintos lápices fue escribiendo don Manuel Esquivel.


              Me comentó la señorita clarita Benítez que a ella le dio don Manuel para ser representado por niños de primer y segundo grado, que más grandes no tenía la escuelita.      Ella rió y con mucha educación guardó en su cajón el montón de papel.


           “No estaba bien”, me dijo,-

“todo el día leyendo y releyendo esas cosas de Don Cervantes”. “No se”, dijo-“malicio que eso le llevó a la locura”


             Así me lo entregó, como un pequeño tesoro perfectamente guardado con naftalina en ésta caja de madera. 


   Indague sobre don Manuel Esquivel pero nada pude recoger, parece que su hijo murió muy joven en la guerra del Chaco.

Yo empecé a leer y tratar de ordenar esta historia y de allí surgió la obra de Teatro    "Casos y Cosas de Don Cervantes" que hoy estamos releyendo en esta cuarentena para que ustedes lo vean.


   Feliz Dia del Libro y mil gracias Don Manuel Esquivel 


 (La casita de la Señorita Clarita Benítez fue derruida y creo que en el sitio hay una gasolinera hoy en Luque.) 


    " Ven muerte tan escondida

que no te sienta venir

pues el placer del morir

no me torne a dar la vida" 


 ( Son los versos faltantes que no recordaba la anciana maestra.)


La publicación es de varios años atrás, me lo recuerda el Face hoy

   J Britez



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